Respondiendo a la pregunta dejada en la entrada
anterior:
¿Si un gato araña, es prueba suficiente de haber
sido manipulado genéticamente?
Solamente si se lo encuentran tejiendo al crochet.
Estamos en época de mundial de fútbol, y en este día
se me presenta una gran incógnita: luego de dos semanas con 3 o 4
partidos de fútbol diarios, y no partidos tipo Club Atletico y
Social Villa Ortuza contra Excursionistas de Sierra del Horto sino
con seleccionados que aúnan lo mejor de las ligas del mundo y que se
juegan el todo por el todo por su amor a la camiseta, la patria y tal
vez unos cuantos miles de euros...
¿Como hace un amante del fútbol para sobrellevar ese
primer día sin partidos después de la finalización de la ronda de
grupos?
Esto, para mucha gente, puede parecer un tanto trivial,
pero si nos ponemos en los botines de un hincha de fútbol al que le
han dado una sobredosis de balón pie de buena calidad, sobrellevar
ese primer día de abstinencia no debe ser nada fácil.
Bueno sí, es solo un día y luego le seguirán 4 de
intensos octavos de final, pero esa no es la cuestión aquí... o sí,
no se. La cosa es que luego de dos semanas consumiendo de la buena y
en cantidades nada despreciables te encontrás con el cartelito
insensible de “Hoy no hay, vuelva mañana”, lo que hace que el
síndrome de abstinencia te cae encima como una avalancha y te deje
en claro que ese día no sera nada fácil de sobrellevar.
¿Que hace uno para sobrevivir ese fatídico día?
Yo no soy nada futbolero, y me da lo mismo si hay un
mundial o solo la liga D metropolitana, así que solo me puedo
imaginar algunas de las posibles opciones con las que yo intentaría
sobrellevar este problema. Aclaro esto porque se dice que la
necesidad es la madre de las invenciones y en este caso, este día
sin mundial no genera en mí ninguna necesidad, así que apelaré a
mi limitada imaginación para darles algunas humildes respuestas.
1- La primera opción que viene a mi mente, quizá por
pertenecer a la generación que vio crecer los videojuegos, sería
refugiarme en la Play u otra consola jugando a algún juego de
fútbol. Esto puede parecer una excelente solución. El problema es
que con tan poco tiempo transcurrido entre un partido real y una
ficcional, “uno” se podría llegar a hacer la falaz idea de que
como el Messi del videojuego corre y juega mejor que el real. Y como
es “uno” el que maneja al Messi del videojuego, entonces “uno”
juega y corre mejor que el Messi real... o sea: pasaríamos de un
simple síndrome de abstinencia a uno de delirios de grandeza.
2- Para aquellos que pertenecen a una generación
anterior a los videojuegos y que nunca pudieron adaptarse a ellos (y
por eso estén en riesgo de extinción) puede que la opción sea el
sacarle la tierra al “metegol” y rememorar sus días de niñez.
Claro que esto podría sumirlo en un estado de profunda nostalgia
evocando épocas en que uno podía jugar seguro en la calle y los
juegos eran mas simples e inocentes, la delincuencia brillaba por su
ausencia y la cultura del trabajo era pregonada en cada esquina.
El problema es que en este caso la persona tiende a
enfocarse en los recuerdos buenos y se olvida que en esos tiempos no
había cosas que sí existen hoy... como la “penicilina”.
3- Alquilar una cancha de fútbol con los amigos para
jugar un picadito, también parece una sana opción pero luego la
realidad nos golpea violentamente al darnos cuenta de cosas que
intentábamos ignorar como la tasa inflacionaria de precios al ver lo
que cuesta hoy el alquiler de una cancha; el darnos cuenta que ya no
tenemos 20 años cuando correr 10 metros se transforma en una tarea
titánica; o el simple hecho de comprender que la gran barriga cambia
nuestro centro de gravedad impidiéndonos movernos con la misma
gracia de antes.
Otras opciones vienen a mi mente pero todas arrastrando
una infinidad de inconvenientes similares o peores.
4- El ir a ver el partido del equipo de fútbol de un
hijo o sobrino pequeño, para que nuestros gritos desde la tribuna lo
hagan pasar vergüenza y luego no nos hable hasta cumplir la mayoría
de edad.
5- También está el probar suerte sustituyendo el
deporte de modo de que nos pasemos todo un partido de basquet
gritando gol cada vez que el equipo encesta un tanto o en el caso del
handball estar gritando “mano” a cada segundo.
Teniendo en cuenta estas opciones comenzamos lentamente
a comprender el predicamento en el que se halla esa gran porción de
la sociedad. Sobrevivir a un día sin fútbol luego de dos semanas
gritando faltas y goles de alta categoría no es cosa fácil y todas
las soluciones en las que puedo pensar tienden a generar
consecuencias iguales o peores.
Finalmente mi recomendación para todos aquellos que se
encuentren con este problema es solo que se dejen se joder y vuelvan
a laburar, que un día sin fútbol no los va a matar.
“Dios
se apiada de aquellos que al terminar el mundial solo deban
conformarse con los muertos de la liga nacional...”
Xaugar, Filósofo.
9347 A.C. - 9236 A.C.
Aquí me despido y les dejo una nueva incógnita:
¿El universo, puede conspirar en nuestra contra?
Un saludo cordial
Xaugar