viernes, 27 de junio de 2014

"Sin fútbol"


Respondiendo a la pregunta dejada en la entrada anterior:

¿Si un gato araña, es prueba suficiente de haber sido manipulado genéticamente?

Solamente si se lo encuentran tejiendo al crochet.

Estamos en época de mundial de fútbol, y en este día se me presenta una gran incógnita: luego de dos semanas con 3 o 4 partidos de fútbol diarios, y no partidos tipo Club Atletico y Social Villa Ortuza contra Excursionistas de Sierra del Horto sino con seleccionados que aúnan lo mejor de las ligas del mundo y que se juegan el todo por el todo por su amor a la camiseta, la patria y tal vez unos cuantos miles de euros...
¿Como hace un amante del fútbol para sobrellevar ese primer día sin partidos después de la finalización de la ronda de grupos?
Esto, para mucha gente, puede parecer un tanto trivial, pero si nos ponemos en los botines de un hincha de fútbol al que le han dado una sobredosis de balón pie de buena calidad, sobrellevar ese primer día de abstinencia no debe ser nada fácil.
Bueno sí, es solo un día y luego le seguirán 4 de intensos octavos de final, pero esa no es la cuestión aquí... o sí, no se. La cosa es que luego de dos semanas consumiendo de la buena y en cantidades nada despreciables te encontrás con el cartelito insensible de “Hoy no hay, vuelva mañana”, lo que hace que el síndrome de abstinencia te cae encima como una avalancha y te deje en claro que ese día no sera nada fácil de sobrellevar.
¿Que hace uno para sobrevivir ese fatídico día?
Yo no soy nada futbolero, y me da lo mismo si hay un mundial o solo la liga D metropolitana, así que solo me puedo imaginar algunas de las posibles opciones con las que yo intentaría sobrellevar este problema. Aclaro esto porque se dice que la necesidad es la madre de las invenciones y en este caso, este día sin mundial no genera en mí ninguna necesidad, así que apelaré a mi limitada imaginación para darles algunas humildes respuestas.

1- La primera opción que viene a mi mente, quizá por pertenecer a la generación que vio crecer los videojuegos, sería refugiarme en la Play u otra consola jugando a algún juego de fútbol. Esto puede parecer una excelente solución. El problema es que con tan poco tiempo transcurrido entre un partido real y una ficcional, “uno” se podría llegar a hacer la falaz idea de que como el Messi del videojuego corre y juega mejor que el real. Y como es “uno” el que maneja al Messi del videojuego, entonces “uno” juega y corre mejor que el Messi real... o sea: pasaríamos de un simple síndrome de abstinencia a uno de delirios de grandeza.

2- Para aquellos que pertenecen a una generación anterior a los videojuegos y que nunca pudieron adaptarse a ellos (y por eso estén en riesgo de extinción) puede que la opción sea el sacarle la tierra al “metegol” y rememorar sus días de niñez. Claro que esto podría sumirlo en un estado de profunda nostalgia evocando épocas en que uno podía jugar seguro en la calle y los juegos eran mas simples e inocentes, la delincuencia brillaba por su ausencia y la cultura del trabajo era pregonada en cada esquina.
El problema es que en este caso la persona tiende a enfocarse en los recuerdos buenos y se olvida que en esos tiempos no había cosas que sí existen hoy... como la “penicilina”.

3- Alquilar una cancha de fútbol con los amigos para jugar un picadito, también parece una sana opción pero luego la realidad nos golpea violentamente al darnos cuenta de cosas que intentábamos ignorar como la tasa inflacionaria de precios al ver lo que cuesta hoy el alquiler de una cancha; el darnos cuenta que ya no tenemos 20 años cuando correr 10 metros se transforma en una tarea titánica; o el simple hecho de comprender que la gran barriga cambia nuestro centro de gravedad impidiéndonos movernos con la misma gracia de antes.

Otras opciones vienen a mi mente pero todas arrastrando una infinidad de inconvenientes similares o peores.

4- El ir a ver el partido del equipo de fútbol de un hijo o sobrino pequeño, para que nuestros gritos desde la tribuna lo hagan pasar vergüenza y luego no nos hable hasta cumplir la mayoría de edad.

5- También está el probar suerte sustituyendo el deporte de modo de que nos pasemos todo un partido de basquet gritando gol cada vez que el equipo encesta un tanto o en el caso del handball estar gritando “mano” a cada segundo.

Teniendo en cuenta estas opciones comenzamos lentamente a comprender el predicamento en el que se halla esa gran porción de la sociedad. Sobrevivir a un día sin fútbol luego de dos semanas gritando faltas y goles de alta categoría no es cosa fácil y todas las soluciones en las que puedo pensar tienden a generar consecuencias iguales o peores.

Finalmente mi recomendación para todos aquellos que se encuentren con este problema es solo que se dejen se joder y vuelvan a laburar, que un día sin fútbol no los va a matar.


Dios se apiada de aquellos que al terminar el mundial solo deban conformarse con los muertos de la liga nacional...”

Xaugar, Filósofo.
9347 A.C. - 9236 A.C.


Aquí me despido y les dejo una nueva incógnita:

¿El universo, puede conspirar en nuestra contra?


Un saludo cordial

Xaugar